Conocer que el número de desempleados disminuyó en 4.431 personas en Castilla y León es una gran noticia, máxime que Segovia se encuentra a la cabeza en el descenso regional con 346 parados menos en abril.
Si bien es cierto que estas cifras son alentadoras porque denotan que la recuperación económica está llegando al empleo, existen aspectos donde queda mucho por mejorar como son la brecha salarial y la desigualdad entre hombres y mujeres. Como dato, el paro femenino se sitúa un 14,05% por encima del masculino.
Que haya 88.746 mujeres desempleadas –la inmensa mayoría con una gran preparación a sus espaldas– significa que es vital implementar medidas y políticas eficaces que conviertan a nuestra Comunidad en un referente de lucha contra estas desigualdades. Conseguir que grandes compañías fijen sus centros de trabajo en nuestra región, que los jóvenes dejen de marcharse a buscar ofertas laborales lejos –a veces no tanto, Madrid absorbe nuestra fuga de talento mayoritariamente– que se forje un clima laboral que permita plena conciliación familiar y laboral o la no discriminación salarial de las mujeres, son directrices imprescindibles encaminadas a frenar la sangría de población que es nuestra desaparición lenta pero firme.
Es momento de trabajar con tenacidad y contundencia, sin desfallecer, para hacer de nuestra tierra un lugar de oportunidades profesionales y personales donde la igualdad sea efectiva entre hombres y mujeres.
La inversión en el medio rural que lo dote de servicios dignos hará que nuestros pueblos no se conviertan en museos y sigan siendo espacios llenos de vida y futuro para Castilla y León. Actuemos antes de acabar manifestándonos contra el aislamiento como lo hicieron los vecinos turolenses.
Termino, suscribiendo las palabras de Golda Meir, primera mujer ministra de Israel cuando con buen tino concluía “no puedo decir si las mujeres son mejores que los hombres. Sin embargo, sí puedo decir, sin dudar, que no son peor”.