Como dice un amigo, en Castilla del invierno al infierno. Así hemos pasado un año más de utilizar el abrigo y la bufanda a las sandalias y las terrazas.
Con la llegada del verano, nuestros municipios acogen multitud de familias que pasan sus vacaciones, como se ha dicho siempre “en el pueblo”. Esto implica, entre otras muchas cuestiones, poner a prueba los servicios e infraestructuras de los que disponemos para poder atender el incremento en las necesidades que surgen, así como la capacidad de gestión de quienes se encuentran al frente de nuestros municipios.
En este caso, hablamos de incapacidad de gestión, ante la improvisación que demuestran los dirigentes municipales, que son incapaces de prever los problemas y ofrecer soluciones dignas a todos nuestros vecinos y a los que en estos meses estivales nos acompañan.
Baste como prueba un par de ejemplos que revelan la ausencia de proactividad y solvencia en la gestión de los verdaderos problemas de Cuéllar. De cara al verano de 2018 no existe una oferta de actividades que cubra realmente los gustos, necesidades e intereses de los cuellaranos, que han pasado de considerar la villa como punto neurálgico de la comarca, a desplazarse hasta los municipios de alrededor para disfrutar de servicios y actividades. Además, la publicación editada para este verano supone un totum revolutum, donde no se distingue la programación de la publicidad.
Otro caso concreto está en la piscina de Sanchonuño, que tiene visos de convertirse en un hervidero en los próximos días porque –además de ser agradable, económica y con las comodidades necesarias- se diferencia de la de Cuéllar porque este Ayuntamiento permite que la nuestra esté llena de desperfectos, el agua sea amarillenta y encima ya ni siquiera podamos comprar un helado en el bar. Muestra clara de la falta de infraestructuras adecuadas y servicios.
No podemos permitir desperdiciar más oportunidades, los cuellaranos merecemos servicios dignos y brindar una oferta de actividades veraniegas atractiva.